lunes, 30 de junio de 2008

Jacobo en vacaciones

El comportamiento predominante en estos primeros días de vacaciones de Jacobo ha sido su apego a mí. Todo el día me busca, me pide cosas, me jala la mano para que suelte el mouse del computador, quiere que lo tenga sentado en mis piernas y grita como si se estuviera muriendo si me ve leer el periódico o una revista, hablar por teléfono, mirar la televisión o atender a alguno de sus hermanos. Cada vez que me deja de ver unos minutos (si entro al baño por ejemplo), al encontrarme de nuevo grita "mamá" y corre a abrazarme como si no me hubiera visto en todo el día.

No sé qué pensar... tanta falta le habré hecho durante las mañanas cuando iba al jardín? Pero hasta donde pude notar, el se iba felíz y corría emocionado a la puerta cuando llegaba la ruta en la mañana...

Y para completar me encontré esto en un libro que estoy leyendo, que se llama "Bésame mucho" de Carlos González:

" ... Pocos niños, por suerte, permanecen en una institución(hospital u orfanato). Pero muchos se ven separados de sus madres repetidamente unas horas cada día. El efecto no es tan terrible, desde luego, pero existen similitudes. Hay niños que parecen «tranquilos, obedientes..., incluso felices» en la guardería, pero rompen a llorar desesperados en cuanto salen. O que parecen adaptarse muy bien a dormir solos cada noche, pero «se hacen pedazos» en cuanto se abre una brecha en su aislamiento " ...
"... Las consecuencias más graves se producen tras separaciones largas, de varios días. Pero también las separaciones breves tienen un efecto; de hecho, el método usado por los psicólogos para comprobar si la relación madre-hijo es normal es el «test de la situación extraña», en que se observa cómo reacciona un niño de un año cuando su madre se ausenta de la habitación y vuelve a los tres minutos. Los efectos de la separación son cada vez menos graves a medida que la edad del niño aumenta, como nos recuerda Bowlby:

Mientras que hay razones para creer que todos los niños menores de tres años, y muchos de los que tienen entre tres y cinco, sufren con la deprivación, en el caso de aquellos entre cinco y ocho es probablemente sólo una minoría, y surge la pregunta: ¿por qué unos y no otros?


Pues bien, ese factor que hace que unos niños soporten la separación mejor que otros es, según Bowlby, la relación previa con su madre. Una relación que tiene efectos aparentemente contrarios según la edad. En los menores de tres años, cuanto mejor era la relación con la madre, más se altera la conducta del niño tras la separación... En cambio, entre los niños de cinco a ocho años, aquellos que han tenido una más sólida relación con la madre, los que recibían más mimos y pasaban más tiempo en brazos, son los que mejor soportan la separación. El estrecho contacto de los primeros años les ha dado la fuerza necesaria para soportar las adversidades, lo que hoy conocen los psicólogos como resiliencia"


Creo que sí, debe estar pidiendo compensación por el tiempo que pasamos separados durante este semestre. Me dedicaré a darle la atención que me pida, y a observarlo estas vacaciones, pues el plan es que vuelva al jardín en agosto. Pero me quedo con mis dudas...

No hay comentarios: