Mientras estábamos en Melgar el fin de semana, Adelaida por fin se arrancó el otro diente que tenía flojo. Y como justamente esa noche en el hotel donde estábamos, los niños vieron dos lagartijas (cosa que al principio los asustó, porque una apareció cerca a sus camas), pues concluímos que, o el ratón vino montado en una de ellas, o eran sus asistentes que venían por el dientecito.
Y ayer Juan José casi se traga una muela mientras comía, o sea que don Pérez ya se sabe bien el camino a nuestra casa.
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Hace 7 años
3 comentarios:
hahaha me encanta!! la magia en la cotidianieidad!! si señora!!
Un besazo a los desdentados :)
que emocion!! lleno de magia .gracias por compartir
=)
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