Cuando tenía mas o menos catorce años, copié este texto en un pergamino y se lo regalé a mi mamá, no como una muestra de cariño, sino de rebeldía. Ahora lo pongo aquí para no olvidar, aunque pueda creer que todo esto lo tengo muy claro.
Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí misma. Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no busquéis el hacerlos como vosotros.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos, como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os doblegue. Porque, así como El ama la flecha que vuela, así ama también el arco, que es estable.
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Hace 7 años
3 comentarios:
Ay mujer, que precioso escrito! Formidable!
Muchisimas gracias por compartirlo. Ya lo copie en un lugar especial y si me das permiso lo pondre en el blog mas adelante, si?
Un abrazo fuerte!
Es muy lindo Silvia y no tienes que pedirme permiso para publicarlo... yo no lo escribí ;)
Besos
Yo se, yo se, pero no es bueno eso de andar de copiona :P
Gracias querdia!
Oye, acabo de publicar la invitacion para el siguiente carnaval de blogs, espero te animes...
Un abrazote!
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